En las últimas décadas se ha producido a nivel mundial una magnificación en
intensidad y frecuencia de eventos meteorológicos adversos: inundaciones
extremas, tormentas severas y huracanes, temperaturas extremas y sequias, que
propician incendios devastadores. Además vemos el aumento del nivel del mar
dado por la retirada del hielo de los casquetes polares y de los glaciares,
constatándose el calentamiento y acidificación de los océanos. El costo en
vidas y económico de los desastres naturales ha aumentado significativamente
desde 1980 a la fecha.
Todos estos fenómenos climáticos extremos son consecuencia del cambio
climático antropogénico.
Las temperaturas medias tanto del último quinquenio como de la última
década han sido las más cálidas de la historia desde que se tienen registro.
Cada década desde 1980 ha sido más cálida que la anterior. Según fuentes de la
Organización Mundial Meteorológica (OMM), el año 2019 fue el segundo más cálido
desde 2016.
La temperatura promedio global de 2019 fue 1,1 grados superior que el
promedio de temperaturas de 1895 a 1900.
De no mediar cambios importantes se advierte que la temperatura tendría un
aumento de 3 a 5 grados para finales del siglo.
El cambio climático tiene características de ser antropogénico es decir que
el responsable de tal cambio es el hombre al liberar a la atmosfera gases de
efecto
invernadero producto de la quema de combustibles fósiles, de actividades
industriales o de otras actividades humanas que influyen negativamente en el
clima.
El calentamiento global se utiliza popularmente como sinónimo del cambio
climático pero, en realidad, este término se refiere únicamente al aumento de
las temperaturas superficiales mientras que el cambio climático incluye al
calentamiento global y a todos los demás fenómenos climatológicos adversos
causados por el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero.
Los gases de efecto invernadero se producen de manera natural y son
fundamentales para la vida al mantener una temperatura adecuada reteniendo
parte de la radiación solar, en especial la infrarroja. Pero el exceso de quema
de combustibles fósiles luego de 150 años de industrialización, de
deforestación y de agricultura y ganadería intensivas ha incrementado en forma
muy considerable la cantidad de gases de efecto invernadero.
El principal gas de efecto invernadero, que implica alrededor de 2/3 de
todos los gases con dicho efecto es el dióxido de carbono (CO2) resultado de la
combustión de combustibles fósiles.
Desde 1990 el efecto calentamiento que ejercen los gases de efecto
invernadero de larga duración ha aumentado un 43%. El 80 por ciento de dicho
aumento es responsabilidad del dióxido de carbono (CO2).
Este gas ha aumentado su concentración en la atmósfera de 355 ppm en 1990 a
405 ppm en 2018.
Otros gases con efecto invernadero son: el metano (Ch4), el óxido nitroso
(NO2), los gases hidroflurocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y el
hexafluoruro de azufre (SF).
El Cambio Climático es una realidad amenazante para la vida y la salud que
se está convirtiendo rápidamente en una delas mayores amenazas para la
seguridad, la vida y la saluda de la humanidad.
Esto es así porque incide directamente sobre sobre los determinantes sociales
y medio ambientales, sobre el hábitat del ser humano: sobre el agua
potable, el aire limpio, los alimentos y una vivienda segura a la par de
adicionar morbimortalidad por el calor extremo y los fenómenos naturales
adversos de gran magnitud y los incendios masivos, además de la persistencia y
extensión a todo el mundo de enfermedades infecciosas antes relegadas a zonas tropicales.
Se calcula que entre 2030 y 2050 climático causará unas 250.000 muertes
adicionales cada año debido a enfermedades infecciosas, carenciales y por
estrés calórico.
Las zonas del planeta con menores recursos económicos y peor
infraestructura sanitaria son del los sectores más castigados por el cambio
climático.
Cambio climático y calor extremo
El calor extremo una de las consecuencias del cambio climático con aumento
creciente de las temperatura de la atmosfera contribuye decididamente a los
fallecimientos por enfermedades cardiovasculares y respiratorias especialmente
en las personas de edad avanzada. En 2003 durante una ola de calor en Europa se
señaló un aumento de la mortalidad de 70.000 personas.
También debemos señalar la patología del estrés por calor extremo como la
falla multiorgánica por el golpe de calor antes desconocidas en Uruguay y el
aumento en frecuencia de las deshidrataciones y de las quemaduras solares.
Cambio climático y calidad del aire
El cambio climático tiene una vinculación estrecha con la contaminación del
aire.
La contaminación del aire es una de las principales causas evitables de
mortalidad cardiovascular y respiratoria. A los efectos adversos de los gases
de efecto invernadero se adicionan
distintos gases y partículas fruto de la combustión de los motores y fábricas y
de los humos de los incendios y erupciones volcánicas,
Además del aumento de productos vegetales como el polen y especies arbóreas
particularmente dañinas para la salud humana como el plátano.
Los contaminantes atmosféricos pueden ser primarios, es decir, aquellos
emitidos directamente a la atmósfera o secundarios, es decir, aquellos que se
forman en la atmósfera a partir de precursores.
Los principales contaminantes atmosféricos son las macropartículas (PM) con
tamaños entre las 5 y 25 micras, el ozono O3, los óxidos de nitrógeno y azufre,
el monóxido de carbono (CO), el arsénico, el cadmio, el plomo, el mercurio, el
benzeno y el benzopireno.
Cambio Climático y desastres naturales
El número de desastres naturales ha superado el triple de eventos de los
ocurridos en los años sesenta. Cada año estos desastres producen 60000 muertes
anuales.
Más de la mitad de los habitantes del mundo viven a menos de 60 km del mar.
Nuestro país está particularmente expuesto a los efectos del cambio
climático al ser un país llano y rodeado de agua.
La amenaza real es que el aumento del nivel del mar en conjunción con otros
eventos meteorológicos acabe con el hábitat y servicios esenciales de las
poblaciones.
Se visualiza el riesgo del aumento de la incidencia de sequias y la
afectación del agua dulce lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades
diarreicas.
También debemos señalar que el cambio climático predispone a los incendios
masivos con importante destrucción de bosques, infraestructura y vidas humanas
a la par de sumar a la contaminación atmosférica con partículas muy dañinas
para la salud
En otras regiones aumentará la intensidad y frecuencia de las lluvias
provocando inundaciones que contaminarán el agua dulce incrementando el riesgo
de enfermedades trasmitidas por el agua y posibilitando las condiciones para la
proliferación de mosquitos y de otros vectores de enfermedades zoonóticas.
Todos estos desastres naturales llevarán a una reducción en la producción
de alimentos básicos lo que aumentará la prevalencia de malnutrición y desnutrición.
Cambio Climático y enfermedades transmisibles
El cambio climático está incidiendo en prolongar las estaciones de
transmisión de enfermedades zoonóticas importantes vehiculizadas por insectos y
otros vectores y en extender las zonas de actividad hacia regiones más
templadas.
Señalamos el caso del paludismo, transmitido por el mosquito del género
anopheles, que mata 600.000 personas por año-
También los mosquitos del genero aedes que transmiten dengue, zika y
chikunguya. Además señalamos la leishmaniasis que tiene como principal vector a
una especie de mosca (lutzomyia) popularmente conocida como la mosca de la
arena popularmente conocida como la mosca de la arena.
Comprometernos a actuar
Lo primero que debemos hacer es tratar de poner el tema en la agenda de la
sociedad discutiendo entre el colectivo médico y sanitario y la sociedad en su
conjunto el necesario conocimiento que debe tener la población asi como las medidas
preventivas a tomar.
Estamos obligados por el artículo 5° del Código de Ética Médica (Ley
19.286}9 a intervenir en los problemas que llevan al deterioro del ambiente
humano.
Al hacerlo estaremos cumpliendo una de las principales directivas de la OMS
para el 2020 alertando a la sociedad
sobre los graves riesgos del cambio climático
para la vida y la salud de todos
y analizando las medidas necesarias para solucionar o reducir los daños.
Dr. Daniel San Vicente
Médico Cardiólogo
Presidente del Consejo Regional Montevideo Del Colegio Médico del Uruguay
Artículo publicado en la revista del Colegio Médico del Uruguay